Era una tormentosa y lluviosa noche. Una de esas tormentas que no querrías ver en campo abierto. Los rayos rasgaban el cielo como las garras rasgan la carne en una cruenta batalla a cada pocos minutos. En una lúgubre habitación de un motel de carretera a las afueras de Cáceres, Viktor dormía plácidamente. Abuelo Trueno nunca había perturbado su sueño, sin embargo, esta vez sería muy distinta. Un enorme y grandioso rayo ilumino toda la habitación. Tal demostración del inmenso poder del Tótem Tribal despertó al joven Garou. Somnoliento, pero algo alterado, se despertó dando un respingo y vio cómo se dibujaba la figura de un hombre alto con una larga y negra capa.