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Aunque Tyrael encargó a Marius viajar a la Forja del Infierno y destruir la Piedra del Alma que había arrancado a Baal, éste no tuvo el valor suficiente para afrontar la misión. En su lugar las horribles visiones que padeció en su viaje junto al Nómada hacen que termine encerrado en un asilo para dementes y allí es asesinado por el propio Baal para recuperar su fragmento de alma. ¿Cómo lidiar ahora con un demonio mayor que porta al cuello su propio punto débil?

 

Pero hablemos de quien tenemos delante. Mi edad avanzada me hace ver que los lazos se atan y que los problemas se agolpan a nuestras puertas. La pequeña Leah duerme mientras escribo estas breves líneas, dejando registrado todo por si algo me ocurriera y Theod debiera continuar mi legado.

 

Diablo dirigía los Infiernos Abrasadores junto a sus hermanos Baal y Mephisto durante muchísimo tiempo, enfrascados en una guerra sin fin contra los Altos Cielos. El arcángel Inarius y Lilith, cansados de esta guerra eterna, decidieron crear un refugio a salvo de este enfrentamiento, Santuario. Junto a otros demonios y ángeles, poblaron el mundo de Santuario con sus propios hijos, que resultaron no ser ni demonios ni ángeles. Estos hijos son los Nephalem y Diablo vio un gran potencial en ellos.

 

Skelra supo desde el mismo momento en el que puso un pie en la Depresión del Odio que era el sitio que había buscado desde que tenía uso de razón. No solo era un sentimiento, si no que las ocho voces que siempre gritaban en su cabeza guardaron silencio a la vez. Hasta la que siempre reía descontroladamente calló y se vio sustituida por una única voz.

 

Llegasteis a la oscuridad en busca de conocimiento

Y todo el conocimiento que buscáis está aquí

 

El espíritu de un liche la tentaba y susurraba que era quien estaba buscando. Mientras todos peleaban, alimentando al Señor del Odio, ella buscaba su filactelia. Dejando todo lo que había querido y adorado atrás, el poder para ayudar a la Madre Oscura era más grande que sus sentimientos terrenales.

 

Con tres comienza

El campo de batalla estaba manchado de rojo. Los pocos estandartes en pie rasgados y clavados en la tierra, ondeaban al viento. El enemigo brama por los últimos supervivientes bajo un cielo nublado visto hace poco sobre el cielo de Anorach. La Joya del Desierto prepara su última defensa a puertas de palacio.

 

Alguien grita desde el patio interior que las almenaras fueron encendidas en la noche y no hubo respuesta.

 

 

Khanduras, la tierra sin Rey, lucha su propia guerra.

  

El cuerno de guerra suena. Las huestes se acumulan alrededor de la frontera norte de Khanduras. Un gran ejército se divide en el límite de las tierras. Por un lado, trasgos, no-muertos y demonios se dirigen al norte, hacia la estepa, dirección Harrogath. Portan con ellos el estandarte de Baal y un Palantir vacío que pronto ocupará su señor.

 

La otra parte del ejército, criaturas ponzoñosas y corruptas de aspecto atroz, comienzan a bramar contra las puertas de la muralla de Khanduras, la tierra sin señores y sin Rey. Actualmente, supervivientes sin gobierno con su epicentro en la ciudad abandonada y maldita, Tristán, de donde surgió el Señor del Terror y comenzó esta era oscura.

 

En la espesura de la selva, una pequeña amazona se abre camino despreocupada. Sigue un rastro en solitario y va fuertemente equipada, como si su viaje no fuera una mera travesía, sino que lleva demasiado tiempo en el camino o que su destino aún está lejos.

 

Ella no es de aquí, no es como las amazonas de Kehjistan. Ella tiene la tez más clara, es muy joven y porta armas y herramientas mucho más confeccionadas, creadas en una forja. Sus atuendos son menos tribales que las de la zona, pero artesanos. Al pecho porta un tabardo con un símbolo, un ojo con una gran cicatriz y una lágrima. Quien haya viajado por Khanduras sabrá a que hermandad pertenece.

 

Las amazonas de la Hermandad del Ojo Ciego o Arpías, como se llaman a sí mismas, eran las encargadas de vigilar el paso del Este en el monasterio de Khanduras, bajo el mando de Cuervo Sangriento. Pero muchas cosas se han torcido desde aquel entonces y una gran catástrofe calló sobre ellas. Esa catástrofe se llama Andariel.

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