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Tradiciones de Cáceres

 

Fiesta de San Jorge (Capital)

 

La fiesta simboliza la reconquista cristiana de la ciudad combinando hechos históricos, como la disputa entre musulmanes y cristianos, con leyendas, como la victoria de San Jorge sobre un dragón. La fiesta engalana la ciudad y se celebra con la «quema del dragón» en la plaza Mayor y con representaciones teatrales de la batalla entre moros y cristianos. También tienen lugar procesiones al santuario de la Virgen de la Montaña, un concurso de hogueras o la búsqueda de las gallinas de oro (dos huevos de oro que se esconden por la ciudad).

 

Hoy día es una fiesta feliz para disfrutar con toda la familia. Dicen que antaño, el dragón fue una realidad y que los burgueses se acomodaban en sus balcones una vez al año a ver como devoraban a los pobres comerciantes que intentaban ganarse la vida de forma humilde. Un teatro similar a los expuestos por los romanos, de sangre y dolor, hasta que un hombre lo paró.

 

 

 

 

Jarramplas (Provincia)

 

Se trata de una celebración en la que varios jóvenes de este municipio salen con una armadura y un traje multicolor representando a un supuesto ladrón de ganado que recibe su castigo con una lluvia de nabos por parte de los piornalegos, para lo que se inicia con bastante antelación la recolección de los 20 000 kilos de esta hortaliza que se prevee arrojar cada año contra la figura mítica de Jarramplas.

 

La leyenda cuenta que Jarramplas no era solo un simple ladrón de ganado, sino un violador y asesino en potencia que cogía todo aquello que creía que era suyo. Una vez atrapado, fue apedreado por la furia de todos los pueblos colindantes, hasta el punto de que acabaron lanzándole todo cuanto tenían. Siendo todos agricultores, podéis imaginar qué. Jarramplas, en su juicio popular, juró venganza en otra vida por matarlo como a un animal.

 

 

 

 

Calbotes (Provincia)

 

Día de Todos los Santos. El «final del verano» también ha dado lugar a la festividad sajona de El Samhain que celebraban los pueblos celtas. Los Calbotes es una tradición de origen medieval y cristiano que coincide con el inicio del calendario de este pueblo indoeuropeo. Ritual que consiste en la reunión de amigos, conocidos, familiares que acuden al campo para asar castañas y compartirlas.

 

Cuenta la leyenda que el día de Todos los Santos las gentes iban al campo para encender un fuego cuya finalidad era calentar a las ánimas que rondaban alrededor. Ese mismo día, se asaban calbotes como disfrute y como pago nocturno. Una vez caída la noche, las almas se paseaban por las calles del pueblo con capucha negra cuyo alumbrado era el de las hogueras a medianoche para festejar el día de los Difuntos y las campanas doblaban hasta que amanecía.

 

Eran las «Ánimas Benditas» que recorrían  las casas pidiendo aquello que pudieran darles: calbotes asados, castañas, nueces, granadas… en definitiva, frutos de la temporada y, en determinadas ocasiones, dinero. La gente, por aquel entonces era generosa ya que se decía «Venimos a pedir para doblar a los difuntos». La recaudación era para la iglesia y como acompañante, una esquila, un pequeño cencerro para avisar de su presencia por las callejuelas. Por otro lado, las mujeres se reunían para rezar en el camposanto.

 

Por otro lado se habla de pueblos fantasmas que no cumplieron la tradición, y fueron las verdaderas ánimas los que fueron a desgarrar sus cuerpos por la noche para torturar sus almas en la eternidad. El precio era bajo comparado con la consecuencia.

 

  

 

Otras tradiciones a destacar

 

San Fernando, los Escobazos, El Corpus Christi, La Aurora, La Encamisá, Las cruces de mayo, Carnavales y el referente turístico de la Semana Santa en la ciudad.

 

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