Menú Principal

 

 

Los eventos recientes transcurren, unos en secreto, sutilmente, inadvertidos… otros públicamente, con repercusiones directas o indirectas. El territorio del Salugral, y la provincia de Cáceres en general, se ven sacudidos por diversos sucesos.

 

Aún se habla de la Noche del Apagón, como la conoce la gente en la calle. Cáceres se vio sumida en la oscuridad más absoluta. No sólo en el aspecto literal. Asesinatos múltiples en distintos puntos de la ciudad. Brutales, ejemplares, sin piedad. Disturbios y desórdenes al no haber luz ni vigilancia. Los días siguientes arrojaron información sobre el evento. Criminales en su mayoría, que de un modo u otro, eludían a la justicia. Pasados más días, empezó a crecer y correr como la pólvora el mito urbano del Lobo Guardián. Un ejecutor que llegaba donde no llegaba la justicia ordinaria. 

 

 

La música clásica suena en el pequeño laboratorio. Una mujer joven y pelirroja, de ojos claros a la cual siempre cubre parte del rostro una máscara se mueve de mesa a mesa tranquilamente. No parece ser de por aquí, sus rasgos son del este. No un este tan profundo, quizás como aquellos que conocéis a Destiny, a Valeria o a Viktor. Esa máscara no es querer ocultar, es proteger. Ella nunca enseña su cara a cualquiera. La máscara le filtra el aire, le da oxígeno, la protege de partículas exteriores. ¿Viviría sin ella? Puede, pero poco tiempo. Su vida es complicada, quizás solo para dar un beso a un ser querido tenga que coger aire o arriesgar su salud.

 

 

Era un hombre mayor. Esto ya era decir mucho, teniendo en cuenta su ocupación. Era un hombre de mundo. Había visto cosas horripilantes, y sentido el terror en más aspectos de los que podrían detallarse. Su labor consistía en cazar aquello que no debería existir, por el bien de la humanidad. Y siempre olía a Brummel…

 

Le había conocido hacía meses. Un detective privado, que parecía sacado de todos los clichés del género de cine negro. Parecía un fracasado amargado que tan sólo buscaba un lugar en el que morir alcoholizado. Voluminoso, con un gran mostacho adornándole la faz. Podías confundirte y pensar que era un señor entrado en carnes y años. Por suerte para Valbuena, aquella noche estaba allí. 

 

 

Helios empieza a descender en el cielo del Salugral, mientras María clava el bastón con decisión y jadea con fuerza al subir la ladera. 

- Más te vale que arriba haya un sitio donde sentarme, más te vale. – resopla al cielo, mientras se arrebuja el chal con fuerza. Nota como la humedad se le cala en los huesos, y en un gesto inconsciente de tantas veces hecho, la otra mano va al colgante de su pecho. – Vamos Mari, este camino no va a poder contigo. 

 

María no tarda en sonreír para sí misma, en lo alto de la ladera reina un viejo olivo, como no podía ser de otra manera, y bajo este hay una roca que hasta parece cómoda.

- Bien, bien, así me gusta. Gracias, gracias. 

Página 1 de 2

Contacto

Cualquier tipo de contacto que quieras realizar con la asociación envía un correo a: admin@revcc.es

Indicad en el asunto la ambientación o duda.

Información Adicional