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La Inevitable Caida

El campo de batalla estaba manchado de rojo. Los pocos estandartes en pie rasgados y clavados en la tierra, ondeaban al viento. El enemigo brama por los últimos supervivientes bajo un cielo nublado visto hace poco sobre el cielo de Anorach. La Joya del Desierto prepara su última defensa a puertas de palacio.

 

Alguien grita desde el patio interior que las almenaras fueron encendidas en la noche y no hubo respuesta.

 

 

Khanduras, la tierra sin Rey, lucha su propia guerra.

 

 

La última línea antes de llegar a palacio son ellos. Niños ancianos y mujeres fueron puestos a salvo por Ziva y defenderá con uñas y dientes la última defensa junto a la actual líder de Lut Gholein: Jane, madre de Sylenna, Cruzada de la luz.

 

Crishol Acechasombras, antiguo guardia personal de Jarhyd, defensor de la huestes del desierto y único superviviente de la tribu Aquernot, ve el final de su linaje.

 

Los pocos hombres que quedan están rendidos o heridos. Los muros son altos y los contemplan con anhelo. Aquí solo les espera muerte y lo entienden. Su sacrificio es necesario para que las últimas defensas se estabilicen.

 

La Luz les ha abandonado y Crishol tiene el cuerpo atravesado por varios proyectiles. Apenas puede moverse de rodillas delante del gran portón y el enemigo avanza hacia ellos.

 

 

Un último esfuerzo

 

 

A duras penas consigue ponerse en pie y levantar su lanza. Consigue abatir a dos enemigos con su habilidad, pero es el tercero quien atraviesa su pecho con una tosca arma. La bestia lo mira con ojos de furia encolerizada mientras desclava su arma desgarrando su interior y dirigiéndose a su propia víctima.

 

Crishol cae al suelo mientras ve como todo se apaga a su alrededor, temiendo por lo que vendrá después de la muerte. Hasta el más piadoso tiene miedo de lo desconocido e irremediablemente, todo se nubla y ya apenas puede moverse.

 

No hay un final feliz en esta historia. Hasta el héroe más poderoso puede caer y verse sumido en la oscuridad y el silencio.

 

Un silencio eterno, roto por el chocar del enemigo contra la muralla de palacio. Ruido, bramidos y gemidos que Crishol no escuchará ya nunca.

 

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