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Una mirada a través de los Ciclos

 

 

¿Cómo describir el transcurso de toda una vida? O, mejor dicho, ¿Qué importa realmente en el trayecto natural de la vida hasta su punto y final?

 

Esas mismas preguntas se ha estado haciendo de vez en cuando el que una vez se llamó Promesa de Redención. Todo aquello por lo que vivió, todos los pocos recuerdos que aún puede conservar. Las cosas horribles que hizo en vida, pero también las buenas que pudo hacer.

 

El tiempo pasó desde aquella batalla final por el Salugral y el curso de la vida volvió a su cauce, con ello el paso a la muerte y el paso de los difuntos al descanso eterno. Se hace raro ver una eterna constante de vidas, esencias, almas pasar a su alrededor. Fue su condena, su penitencia. Todo por una traición hacía su tótem, a Caleb, en un momento crucial y decisivo.

- “Es la última vez que alguien me desobedece” Aún recuerda claramente esas palabras antes de ser anexionado a la rueda de la vida.
Desobedecer, interesante concepto para alguien que se pasó toda la vida sirviendo como un soldado perfecto sin rechistar, pues fue una palabra que carecía de significado para él hasta su última etapa de vida. Ahora, solo puede observar y ayudar con su esencia a que las personas concluyan el recorrido de su vida. Puede verlo todo, desde el primer llanto de un bebé hasta la última exhalación de un anciano.

 

Al principio todo era un tanto oscuro, la sensación no era tan distinta a cuando se movía en la Umbra, solo que algo lo hacía mantenerse en un mismo lugar. No fue hasta la inesperada llegada de ciertas almas cuando volvió a percibir más allá de lo que podía desde el castigo de Caleb. Diferentes miembros de la familia Guerra, cuyas almas habían estado atrapadas en fetiches, pudieron terminar su ciclo al fin. Fue esa oleada de emociones desenterradas la que pudo encender un pequeño atisbo de la esencia de Promesa de redención, Marcel para aquellos familiares difuntos.

 

Pudiendo observar más cosas del mundo terrenal, no se paró a mirar a los que Caleb señalaba para poner fin a su vida, pudo contemplar aspectos del mundo que en vida no supo apreciar. El mundo está lleno de catástrofes, epidemias, conflictos, inestabilidad social y económica, cosas que Marcel conoció y fomentó desgraciadamente en su vida. Pero también hay esperanza, amor, fraternidad, pequeños detalles que hacen de la existencia material algo hermoso.

 

A medida que pasó el tiempo, Promesa de redención se comenzó a cuestionar el criterio de Caleb. Puede que él no sea alguien con la última palabra sobre a quien le ha llegado la hora, pero ha conocido la muerte y el conflicto durante toda su vida. Su mano fue la causante de la muerte de vidas que seguramente no debieron perderse en ese momento, como aquellos niños afganos que atormentaron su conciencia o las muchas vidas que mandó ejecutar sirviendo a causas injustas. Solo alguien que ha podido reconocer tantos errores puede valorar semejante precio como es el de decidir quien vive o quien muere. Como miembro de la manada de las Sombras de Hellheim, pusieron fin a muchas vidas a las que le llegaba su hora, pero a la hora de la verdad fueron él y su compañero Pies Descalzos quienes optaron a una segunda opinión, la suya propia.

- ¿Se podría hablar de ambición personal por la venganza? Sería comprensible. Su desobediencia le permitió dar muerte a su cruel hermana Sin Sombra, claramente hubo un deseo de darle muerte, pero la motivación fue ver que, si no hacía algo, su amiga embarazada habría muerto y esa niña no habría tenido oportunidad de ver el mundo y crear sus propias vivencias.

- Entonces, ¿Habría sido correcto obedecer y no interferir solo porque supuestamente no era la hora de Juana? Promesa de redención lo tuvo más que claro, no, no era lo correcto. 
Solo ha desobedecido una orden en otra ocasión y eso le llevo a la mejor decisión de su vida. Pudo conocer a personas que pudo considerar una familia, pudo reencontrarse con su hermano, pudo darles un hogar a sus hijos mejor que bajo el techo de una familia corrompida por el Wyrm y pudo al fin librar una lucha por aquello que era correcto.

 

Habría sido fácil obedecer y cumplir el pacto con Caleb para poder, llegado el momento, descansar pacíficamente y, puestos a desear, acercarse a las puertas del Valhalla para ver a su querido hermano Voz de Garm o volver a ver a su amada esposa Montse. Pero el camino fácil no era su estilo.

 

Todos estos planteamientos fueron rondando en la mente de Promesa de Redención hasta que un día decidió observar con detenimiento las causas de su desobediencia. Observó el Salugral en toda su plenitud. Había sonrisas, alegría, amor. Estaba también el propio Caleb, como todos los demás espíritus. Curiosamente acababa de entrar en acción contra un invasor en la zona del lago. No pudo ver mucho por la fugacidad de la situación, pero un alma apareció y desapareció en la rueda dejando atrás una camisa con diseño de piel de serpiente. Que extraña situación. Y ahí estaban todos, caras a las que podía reconocer y algunas caritas nuevas.

 

Un grupo de niños jugaban y reían mientras hacían trastadas.

- Joan, ¡eres un idiota! - gritó Anna mosqueada porque le empezó a disparar con una pistola de agua.

- Así no tienes calor jajajaja.

- Yo te mato.

- Parad ya los dos- Dijo Estrella Polar que pasaba por ahí en ese momento acompañada de Garra Vengativa.

- Lo sentimos, solo matamos el tiempo mientras llegan los demás para el día de cine.

- Mirad a vuestros hermanos como saben matar ese tiempo tranquilos- Dijo Garra Vengativa. Nosotros debemos ir a la zona del lago a revisar una cosa y no podemos estar atentos a lo que hacéis.

- Si, señor- dijo Joan poniéndose firme y sacando pecho con total seriedad.

- De tal palo, tal astilla- Se dijeron ambos garous dejando escapar una sonrisa al ver la actitud militar del chico.

 

Cerca de ellos, bajo un árbol, se encontraban Jordi y la pequeña Aurora junto a Voz de los Trastos. Ella les estaba mostrando cuadros en un libro de arte y contando anécdotas sobre cada obra. La niña estaba fascinada y con los ojos como platos al ver las combinaciones de colores y todo lo que esconde detrás. Preguntaba por cada detalle de cada cuadro sin dar tiempo a responder a todo, menuda niña más curiosa. Acercándose a ellos, el hijo de Fabian les llamaba para para reunirse con el resto de las personas del Clan que habían quedado para el día de cine.

 

Es increíble como una escena tan cotidiana podía llenar de gozo a Promesa de redención. Sus hijos felices, el clan unido como una familia que disfruta de las pequeñas cosas y aquel bebé que salvó a costa de su eterno descanso estaba creciendo y llenando su mundo de experiencias y recuerdos. Si esto es el resultado de sus últimos actos, si, todo valió la pena.
El ciclo de la vida es una constante que no cesará, pues así funciona la vida. La esencia de Marcel Guerra seguirá siendo un esqueje más de un complejo mecanismo, pero será una penitencia que con gusto sufrirá.

 

Al fin aprendió lo que no pudo en vida: Un buen soldado...no siempre debe cumplir órdenes.

 

Realizado por: Guille

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