Menú Principal

Un Fenrir al que seguir

 

 

Los guerreros gritaban y rugían a los pies de Glasir durante sus habituales enfrentamientos; a su vez, los que permanecían en el interior del gran salón del Padre de Todos bebían y comían en un silencio estupefacto, mientras escuchaban al joven Voz de Garm alzar la voz una vez más, preparando la antesala de otra gran historia.

—Allí abajo siguen peleando y discutiendo por liderazgos entre manadas y en el interior de los clanes, sin comprender lo que significa —los más ancianos del lugar asintieron solemnemente—. Creen que ser el Alfa es todo Gloria y Honor, sin comprender cuánta Sabiduría conlleva ganar y mantener dicho puesto. Hoy os contaré la historia de Tormenta de Guerra, Adren, Modi, Lupus, Camada de Fenris y Alfa del Clan de la Selva Negra, un guerrero que a pesar de su infinita ferocidad y fuerza, el mayor poder que poseía se encontraba en su mente y espíritu.

 

Los oyentes golpearon las jarras contra las mesas y los escudos mientras vitoreaban esperando una gran historia de muerte y batalla, pero unos ojos brillantes y sangrientos se posaron sobre el Skaldo desde la otra punta de la sala.

—Años atrás, cuando el hombre en occidente aún no conocía la pólvora, los Fenrir asaltamos al Wyrm en la actual Irlanda y el poderoso Jinete de la Guerra, también conocido como Gengis Khan nació bajo una luna de sangre, el Clan de la Selva Negra era dirigido por Reflejo de las Tinieblas, un Rotagar Señor de las Sombras que lejos de liderar adecuadamente a los Garou, se dedicaba a conspirar y sabotear cualquier intento de usurpar su título. Muchos le desafiaron, pero el Señor de las Sombras era un viejo lobo taimado y astuto y ninguno fue capaz de vencerle, hasta que Tormenta de Guerra, un Garou conocido por grandes logros como vencer a una manada de Danzantes en solitario y de haber sido el único superviviente de su manada tras exterminar una Colmena en Berlín, le desafío como Alfa.

 

El Garou que antes se encontraba en una esquina apartada, cruzó los brazos a apenas unos metros de distancia de Voz de Garm, que absorto en la historia no se percató del gruñido bajo que le amenazaba a unos pasos.

—Reflejo de Tinieblas aceptó el desafío y le citó a una lucha en la Umbra, creyéndose más poderoso que los Fenrir en la batalla si era él quien escogía el terreno. Lejos de amedrentarse, Tormenta de Guerra le dio una luna para el Rotagar preparase sus trampas y artimañas, pues según él, nadie podía vencer a un Fenrir que conoce su lugar en el mundo —diversos gruñidos y aullidos empezaron a alzarse tras ese comentario—. Llegada la luna nueva, ambos Garou se enfrentaron en la Umbra de la Selva Negra y el Señor de las Sombras causó la primera sangre —Muchos de los presentes rugieron rabiosos, pero el Skaldo les detuvo con un mero gesto y una mirada ardiente—, pero el Modi ni siquiera se inmutó. Cuchilladas espectrales, trampas de flechas espirituales y miles de artimañas apuntaban directamente al guerrero, pero este no se amedrentó; solo gritó.

 

¡Soy la Tormenta!

—La lluvia empezó a arreciar en Umbra y el vendaval que levantó las palabras del Modi inutilizó la mayor parte de las artimañas de su rival. Desconcertado, el Señor de las Sombras usó sus dones para ocultarse y poder sorprender a su adversario, pero entonces el Fenrir clamó a los cielos.

 

¡Soy la Guerra!

—Y los fantasmas y ecos de las batallas y escaramuzas que había visto aquel bosque ancestral se manifestaron, peleando y creando el caos por todos lados. Desconcertado y desorientado por cuanto le rodeaba, el rotagar no se percató de que el guerrero de la Camada se encontraba tras él. Este clavó sus manos alrededor de la columna vertebral de su oponente, partió cada costilla que encontró por el camino y convirtió a su contrincante en una Águila de Sangre, mientras rugía rabioso.

 

¡Yo soy la Tormenta que amedrenta al más fiero guerrero; yo soy la Guerra que destripa al más fuerte de los enemigos; yo soy la Tormenta de Guerra que vence a cualquier ejército y tú, tú solo eres un mero Reflejo!

 

Los asistentes al gran banquete aullaron y vitorearon por la gran victoria como si hubieran sido participes de la misma, pero el más atento de todos pasó a forma glabro y apartó al resto hasta ponerse frente a frente de Voz de Garm y sujetarlo del cuello con la fuerza de un Crinos.

—¡¿Y qué lección aprendemos de esto, Skaldo?!

—Que no hay Fenrir que pueda ser vencido si sabe quien es —resopló el joven intentando buscar aire—. Que la fuerza de nuestra tribu está en saber quién y qué somos. El resto se pelean por encontrar un lugar en la sociedad garou, pero nosotros no. Somos los señores de la guerra entre una raza de luchadores, somos los primeros en entrar a la contienda y los últimos en salir de ella. Somos la Camada de Fenrir y cada campeón nuestro vale por diez de los del resto de las tribus —Voz de Garm miró desafiante a Tormenta de Guerra a los ojos—. Tú nos recuerdas el camino, la fuerza de nuestros nombres y de quien somos. Tú peleaste con tu nombre y venciste. Nosotros seguiremos tu ejemplo y no flaquearemos.

 

El feroz adren soltó al Cliath y esbozó una sonrisa cargada de orgullo, rabia y un toque de locura típica de todos los Fenrir.

—Y allí abajo, aún recuerdan tus actos —Voz de Garm sonrió con malicia y señaló al exterior—. Ahora mismo, dos Fenrir pelean por liderar una manada hacia la gloria ¡Asomaros y observad a Rugido del  Viento y a Aliento del Cazador mostrarnos quienes son!

 

Realizado por: Eloi

Contacto

Cualquier tipo de contacto que quieras realizar con la asociación envía un correo a: admin@revcc.es

Indicad en el asunto la ambientación o duda.

Información Adicional