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El Segador

 

 

El tiempo era confuso para ellos. Era complejo expresar cómo algo que había sido natural y estable desde que se tenía uso de razón, había dejado de tener mucho sentido.  Los instantes se solapaban entre sí, y se estiraban y comprimían como la cuerda de un tirachinas. Conceptos como “ayer”, “hace cinco minutos” o “el día que morí”, carecen de sentido. El futuro no. El futuro parece siempre inminente, siempre acechante, como heraldo de la catástrofe. Del Apocalipsis. Lo cierto es que habían muerto. Eso era una verdad ineludible. Pero no habían llegado a donde se suponía que debían llegar, fuese eso lo que fuese. Esa era otra verdad ineludible. 

 

En ese vacío, ese limbo entre estar vivo y que el tiempo tenga sentido, y estar muerto y que el apocalipsis se te eche encima, nada parecía estable. Nada tenía sentido. ¿Por qué seguían allí? ¿Qué se esperaba de ellos? Ni siquiera quienes que habían sido seres queridos podían darles respuesta o significado. Y sin embargo había… ¿alguien?... que podía. Catalogarle como una persona era arriesgado en el mejor de los casos. De hecho decía ser un espíritu, como ellos. Un concepto. El Segador. La ausencia de vida. La Parca. El Devorador. No dejaba de ser inquietante que el Pueblo se refiriese a Wyrm con alguno de aquellos epítetos. 

 

Una noche… quizás fuese de día incluso, en la Umbra siempre reinan Selene y la fría noche… cazaban en manada. Cazaban seres vivos, cuya hora había llegado. Así se lo hacía saber el Segador. Siempre sabía cuándo llegaba la hora de alguien, y les llamaba. Lo interpretaban como un aullido, alguno de ellos, como un susurro, algunos otros. Algo de la naturaleza de lo que habían sido permanecía, después de todo. 

 

El lugar al que les había convocado tenía trazas de familiaridad para alguno de los fantasmas. Puede que hubiesen caminado por allí en vida. El eco del peligro y la tensión flotaba en el ambiente brumoso de la penumbra. Recuerdos, reminiscencias de sus propias vivencias. Aquí y allí percibían pequeñas llamaradas, pálidas la mayoría, oscuras otras. Se movían por el lugar, en ocasiones veloces como la pólvora, en otros casos lentas hasta el punto de parecer inmóviles. Su tótem señalaba aquellas que menos vibraban. Aquellas cuya hora había llegado. El ritual se repetía siempre de manera parecida. Los seis espectros fluían entre las llamaradas, y aquellas que habían sido señaladas, parecían pender de un hilo plateado, que sin falta, los espectros cortaban de raíz. Y la llama se apagaba. Luego el Devorador hacía honor a uno de sus muchos nombres, y consumía la esencia de aquella llama extinguida. Se suponía que era lo que debía ocurrir, ¿no es así? Nunca llegaban a ver la segunda parte del proceso, en la que aquella esencia volvía al inicio del camino, a formar parte de otro concepto, de otra cosa, viva o inerte. Pero la sospecha y la duda, la incertidumbre en cuanto a la verdad y la mentira, era otra cosa que había quedado atrás junto a sus cuerpos. El Segador afirmaba que así era, y sin duda no podía ser de otro modo.

 

Rara vez había reacción alguna por su parte en el momento de la consunción. Sin embargo, en esta ocasión, pudieron vislumbrar facciones humanas bajo la capucha que velaba su rostro. Facciones sonrientes. Un rictus de satisfacción difícilmente confundible.
-Bien… bien… bien…- musitó –Vamos por buen camino. Nuestra presa lleva mucho tiempo fuera del ciclo eterno… y debe volver a él. Devoraremos a Newa, mis sabuesos… Y todo volverá a ser como debe.

 

Uno de los seis, quizás guiado por un rescoldo de su anterior curiosidad, no puedo evitar hacer un gesto instintivo. Su etéreo brazo se agitó, despejando las brumas, para ver al otro lado, para traspasar la Celosía y su urdimbre, al menos con su percepción. La malla tupida hacía imposible que pudiera materializarse, como hacía en el Salugral, pero podía ver al otro lado, por unos instantes. Un cartel. Maltrecho, ajado y empezando el proceso de putrefacción al que todo está condenado… “ENTEC”. ¿Estaban dado la Buena Muerte a sus antiguos enemigos en vida? ¿Qué había averiguado el Segador devorando aquellas almas?...

 

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