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Sal-u

 

 

 

Abre sus etéreos ojos por primera vez y contempla una roca. Ahí dice algo… oh, Sal-u descubre que puede leer. “Escudo del Pueblo”. Ve llegar a un gran espíritu. Da miedo a mucha gente, pero no a Sal-u. Es demasiado pequeño para importunarle, demasiado irrelevante todavía para llamar su atención. El Entiznáu da grandes zancadas, y clava una espada junto a la roca. Difícilmente podría alguien extraerla de la entraña de la tierra, pues el poderoso espíritu pide a la roca que cierre sus férreos dedos en torno a la hoja.

 

Sal-u deambula por el lugar, y llega a una zona con mesas destrozadas. Aún no las han arreglado. Ve, o recuerda más bien, una cazadora de pelaje anaranjado, acosada por tres lobos grandes. Un bastón que deja huella, un hacha que clama venganza y un lanzallamas que llora a su familia. Y aullidos mezclados con rugidos. No es la primera vez que le ocurre, pero si la primera que es consciente de ello. ¡La Cazadora se alza!

 

Un rato después, espía desde la orilla de un lago. Una Rata, un Perro perdido, los Grajos de la tormenta, un pequeño Gruñu y otra vez el Entiznáu, alrededor del gran Macho Lanú, y… ¡alguien que Camina entre Lobos! Ese alguien y los lobos, llegan a un pacto con los espíritus. El lago brilla con fulgor azulado, mientras se tiñe con la sangre del sacrificio. De algún modo, Sal-u se siente un poco más fuerte. ¡Qué curioso!

 

Sal-u sueña también. Sin darse cuenta, preocupado por haber metido la pata, quizás, ha atraído al Pueblo. Pero no parecen enfadados con él. Ahí están los Lobos del Valle. Pese a su corta existencia, Sal-u les recuerda. Todos están compartiendo su sueño. El Camino Seguro y las Huellas de Plata se reúnen con la Voluntad del Bosque. Y el Ojo de Selene con el Odio de Selene. Todo parece encajar con naturaleza. El pequeño gaflino se asusta de repente. Una de las que sueña parece preocupada. Está en peligro. Seguro que el glorioso Pueblo puede hacer algo por ella…

 

El espíritu salta de nuevo, siempre dentro del Salugral. En sus fronteras, en esta ocasión. El lobo urbano que Abre Latas está colocando cosas en el perímetro. Otros le ayudan, pero… ¡parece algo peligroso! Sal-u se marcha de allí, preocupado por el fuego… ¿Cómo sabe que habrá fuego? El Camino y las Huellas vigilan, uno fuera y otro dentro. Pero siempre hay un Modo Difícil para todo. Pequeñas vibraciones que Sal-u no entiende del todo, se expanden por todas partes, alerta, expectantes… ¡Qué curiosidad!

 

Un Búho devora a un Cuervo. Pobre Cuervo. No lo entiende. ¡De repente otro lobo aparece! Es cierto que siempre hay un Modo Difícil, pero esta vez parece ser pacífico. Al menos para el Oráculo.

 

La siguiente impronta que atrae poderosamente a Sal-u es bonita y triste a la vez. Una canción. ¡Todos bailan! Pero la anciana que canta parece rejuvenecer, y ahí es donde está el núcleo de alegría y tristeza. Al margen, el poeta escribe. Habla con un fantasma. Y escribe. Nada le frena. Oh… por un momento deja de escribir. ¡Y sonríe! ¡Ha vuelto a sonreír! Las Canciones Antiguas siempre tienen algún efecto en nuestras emociones.

 

Sal-u aparece en muchos sitios a la vez. Sombras por todas partes. Lobos esquivos y ladinos. Lobos siguiendo rastros del Pueblo. Y todos bajo la sombra de un padre que se ha ido. ¿Por qué los padres hacen eso? Si Sal-u alguna vez tiene hijos, decide que nunca hará eso. Siempre hay mejores formas. Aunque salten de las sombras para ayudar a otros. Constantemente. ¡Qué cabroncetes!

 

Una bruja. Oh… otra bruja, pero viene de más lejos. ¡Oh! Otra más, de más lejos aún. ¿Por qué bailan por separado? La Bestia, la Oscuridad y la Piedra del Hogar. Romanseck. No. RrrruuuMANsek. ¡Otra loba! Pero está maldita… Necesita a su familia. Eso es evidente para Sal-u. Habría que darle una.

 

Sal-u se asusta mucho. Una muchacha le habla directamente. No le conoce, pero le habla. Se hace el muerto, patas arriba. No respira siquiera. Pasa un rato y la muchacha va a otros asuntos. Sal-u está a salvo. Pero ¡qué pintoresco! Está hablando con unas gafas. Dice que las va a arreglar y va a poner un cristal de cada color. Quizás el espíritu ha exagerado y debería haber hablado con la muchacha… pero otra impronta le lleva lejos, lejos.

 

Un lugar extraño. Azulado. Lleno de telarañas. El Gruñu está ahí. La que Abre el Camino ha arrastrado a Sal-u, con un hilo de plata. La Ilusionista y el Racord de la Tejedora, que interesante. Dan de comer al Gruñu y éste promete ayuda. El Décimo Dígito no le entiende bien, pero está tan entusiasmado… Sal-u decide que tendrá que haber tecnología, aunque sea un poquito.

 

La Voz del Lobo Garm aúlla y Sal-u corre a escucharla. Es hipnótica, y cuenta tantas cosas… Es una pena que haya visto tanta guerra. Tanto odio sin sentido. Tanto Wyrm descontrolado. Sal-u se siente mal. Acaba de conocer el significado de Wyrm. Pero el golpe se hace más tenue. El Vigía se lo señala. El Cantor le hace oír algo mejor, algo siempre nuevo. Y la Roca Implacable le permite escudarse tras ella. Los tres lo hacen con todo el Pueblo.

 

La Rabia Desmedida lucha, pero tiene a su lado al Guardián de la Calma. Sal-u está cómo entre ellos. A tantos pasos de uno como del otro. Su lugar favorito está a salvo. Puede relajarse en el lago. Además, si algo sale mal, el Tipo seguro juntará gente para ayudar, y si no es suficiente, el Alborotador del Pantano ¡traerá incluso más!

 

Sal-u mira al lago. Selene se refleja en él. ¿O es al revés? El que Huye de la Memoria está a su lado. Él también se refleja en el lago. Y sonríe. Está feliz, pero no sabe por qué. Lo que si sabe, es que hace lo correcto, aunque necesite volver al lago cada vez que Selene canta.

 

El Pueblo defiende a Sal-u. No lo saben, pero lo hacen. O quizás si lo saben, pero no se dan cuenta. Redes, disparos, garras y colmillos. Honor, Gloria y Sabiduría. Cuerpo y Espíritu. Rabia y Gnosis. Canciones y lamentos. ¿Qué es un clan?... Un Clan es todo eso y más. Sal-u lo acaba de descubrir. Y va a luchar por ello. Al fin y al cabo, ¿qué es imposible si se tiene inspiración?

 

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