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Familia Feliz

En un desvencijado cuaderno de notas de hace muchos años, roído por el moho y la humedad, puede leerse aún algunos fragmentos de lo que antaño parecía un diario. Las delicadas páginas parecen al borde de desmembrarse del resto y su tacto ajado hace que el pasar de hojas sea frágil, quizás la última vez que unos ojos puedan ver estas palabras.

 

Ahora que me acuesto a soñar,

Le ruego al Señor que cuide de mi alma,

Si muero antes de despertar,

Le ruego al Señor que tome mi alma.

  

 

8 de agosto de 1939

La guerra ha finalizado. Todo retoma su cauce. Demasiados niños en el orfanato, me llama la atención incluso los que han venido de tierras lejanas. El buen Doctor indica que está bien así, es mejor tener trabajo a sucumbir al tedio.

 

21 de agosto de 1939

Los pequeños se aclimatan, comienzan a sentirse como en casa. Da igual sus rasgos o diferencias, todos parecen bastante unidos. Desde hoy se prohíbe la presencia de personal femenino en las estancias.

 

22 de agosto de 1939

Se separa a los niños de las niñas y se comienzan a hacer exámenes físicos y pruebas de esfuerzo.

 

30 de agosto de 1939

Se establecen dietas estrictas para los miembros del orfanato, tanto como para personal como para los niños. Me aclimato como puedo al cereal y las conservas. Es mejor que no tener nada como hace un año.

 

[…]

 

4 de octubre de 1939

Hoy hubo un intento de fuga. Taché con todo mi pesar a Eduardo como niño conflictivo. Se cuál sería su final. Desaparecería para ser acogido. El buen Doctor lo ha descartado del proceso de selección. No debe estar aquí. Rellené el papeleo para que vaya a una mejor vida. Me apena que no siga con nosotros el resto del proceso.

 

[…]

 

21 de noviembre de 1939

Ingresa una niña con el mismo apellido que el buen Doctor: Andréi. El parecido físico es fascinante y nuestro superior nos indica que es ahora cuando realizaremos grandes avances. Indagando, el doctor Andrei quiere que esto acabe antes del conflicto entre Alemania y Polonia. Para ello al parecer nos ha traído a su propia hija.

 

[…]

 

13 de febrero de 1940

Estamos desolados sufriendo una guerra más a nivel mundial. Para colmo he tenido que diseccionar a Leonor. La hija del doctor murió por algún mal procedimiento, pero no alcanzamos a encontrar la causa. Él está neutral, no dice nada, no habla. Observa con detenimiento como exploramos las entrañas de su hija para encontrar respuestas. Para él esto es solo una parte más de su trabajo. A mí se me revuelve el estómago solo de pensar que su padre ni siquiera ha derramado una lágrima por ella.

 

14 de febrero de 1940

Me ascienden a ayudante directo del Doctor. Dicen que tengo el aplomo y la compostura necesaria para llegar al final del experimento. Hablan de retraso, pero nunca mencionan la fecha fin. Lo que hace unos meses era un desbordamiento de niños, ahora estamos a mitad de capacidad. Solo cuatro fueron adoptados.

 

15 de febrero de 1940

Todo el equipo menos yo y el doctor es reemplazado por enfermeras y cuidadoras. No queda ningún hombre más en el edificio. No seré yo quien me queje, pero… ¿No era la medida la contraria? Ahora somos bastantes más. ¿De dónde salen tantos recursos? Tengo muchas preguntas, pero llevo varias noches sin pegar ojo, todo comienza a inquietarme. Veo cosas en los gestos de las nuevas, veo susurros que me emparanoian. Comienza a afectarme algo trivial cuando en realidad son encantadoras.

 

16 de febrero de 1940

Hoy lo he visto. He visto al buen Doctor hablar con su hija. Si con Leonor. Fui a verlo con mis propios ojos y aquello ya no era su hija. Conservaba algunas partes de su cuerpo, pero era un engendro sumido en podredumbre y zarcillos. Me miró y me sonrió. ¡Me reconoció! Me quedé helado. El Doctor Andrei me indicó que saludara y lo hice intentando normalizar la situación. Por primera vez en tres años, el Doctor sonríe.

 

17 de febrero de 1940

Fiebre. Mucha. Debo descansar unos días. Las enfermeras me cuidan.

 

[…]

 

 

28 de febrero de 1940

Llevo 10 días enfermo. Me encuentro mejor. Hoy Leonor me vino a ver sola. Desde entonces ha dejado algo en la habitación que no sabría identificar. Un olor, una presencia, algo. Es como si estuviera siempre conmigo. Me inquieta, pero en parte me reconforta. Sueño con la sombra que dibuja el pilar del exterior dentro de mi habitación. La sombra me invade, me conmueve. A veces es más grande, a veces es más pequeña. Me arropo la cabeza con la sábana buscando perderla de vista, no quiero mirar… Pero vuelvo a hacerlo. Y ahí está a veces la sombra y otras veces, es solo Leonor observándome en la oscuridad.

 

11 de mayo de 1940

Llevo tiempo sin escribir. Apenas descanso por la noche. Leonor me busca a cada momento del día. El Doctor Andréi me ha relegado de muchas obligaciones solo para que la atienda a ella. Ella quiere jugar, tiene curiosidades como una niña, pero también habla de la oscuridad. Me inquieta y abruma, pero no me queda otra. No puedo irme, Leonor es una incomprendida ahí fuera. No puedo dejar que le pase algo a mi pequeña.

 

7 de junio de 1940

No tengo necesidad de escribir, pero hoy lo voy a hacer. Leonor me insiste en que necesita una Madre y yo debo dársela. Ha crecido mucho, demasiado. Parece una mujer o lo que queda de ella. Es cariñosa conmigo y atenta. Lo que pasó anoche… Lo que pasó anoche no me da culpabilidad. Fue una demostración de que ella me quiere y yo a ella. Yo no soy su padre, pero quiero serlo y haré lo que haga falta. Ella me dice que nuestra familia solo estará completa con una madre, que debemos prepararnos.

 

1 de enero de 1941

Han sido unas preciosas fiestas, pero todo se ha enturbiado. El Doctor Andrei me ha lanzado improperios, ha descubierto lo que hay entre Leonor y yo. Quería echarme de aquí y mandarme al paredón, pero Leonor intercedió por mí. Tiene demasiado poder para que el buen Doctor la lleve la contraria. Ya no es una niña, es grande y fuerte. El Doctor se fue calculando su próximo movimiento y me indicó que podía seguir fornicando con su hija, que ese a partir de ahora sería mi problema. Solo pude mirar a Leonor y decirle que no había ningún problema y que yo la quería.

 

2 de enero de 1941

Han comenzado los movimientos del Doctor. Nuevo personal y nuevos niños. Habla de que debo buscar a las proezas genéticas que son como yo. No se a que demonios se refiere. Quiere desvelarme detalles, pero no me fio de nada. Habla de la Madre Tierra y de una tal Umbra. Se que solo quiere separarme de Leonor, no le escucharé. Esa noche volví a mi habitación y miré la sombra que dibujaba el poste del exterior del edificio dentro de mi habitación. La sombra me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

 

[…]

 

14 de febrero de 1941

El Doctor es algo que desconozco. Cambia de forma. Los demás huyen y a mí no me afecta. Hizo daño a Leonor. Esto no quedará así.

 

[…]

 

1 de marzo de 1941

Debo matar al Doctor y salvar a Leonor.

 

[…]

 

12 de marzo de 1941

La sombra me ha hablado. Me pregunta si extraño a Leonor. Le digo que sí. Dice que la ayude a volver una vez más a este lugar que ella nos juntará para siempre. Ella me pide permiso para entrar y yo tengo miedo. No sé si fiarme del todo de aquella que me lleva acechando meses y meses. Tengo la duda de preguntarle quien es y comprendo que es el eslabón que me hace falta para mi venganza: ella es Madre.

[…]

Muchos han muerto. Ella está aquí, corrompe el lugar, pero dice que no es el momento de criar a su Prole, que su familia ya está aquí. Nos abrazó a mí y a Leonor y nos indicó que estaríamos siempre juntos sin ser distintos. 

 

14 de marzo de 1941

Noto como zarcillos crecen de mi cuerpo y mi piel se vuelve negra. Me siento fuerte y vigoroso, estoy preparado para tener descendencia con Leonor como me dijo Madre.

 

23 de abril de 1941

Leonor embarazada. Yo feliz.

 

29 de abril de 1941

Comer. 

 

30 de abril de 1941

Matar.

 

Ahora que me acuesto a soñar,

Le ruego al Señor que cuide de mi alma,

Si muero antes de despertar,

Le ruego al Señor que tome mi alma.

 

El cuaderno apenas se desmenuza en las manos y debe volver a ser colocado con cuidado en la repisa. Las últimas páginas están arañadas, manchadas de sangre y algún tipo de residuo orgánico. Esas páginas desvelan demasiados secretos y parece que el dueño del diario, nunca firmó para poder saber su nombre. Solo se tiene como referencia al doctor Andrei y el antiguo orfanato de Cáceres.

 

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