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Los Protectores de Gaia, 25/04/2016


En lo alto de aquel monte se podía ver toda la ciudad de Cáceres. El viento traía los susurros de innumerables voces espirituales con agradecimientos e información de la ciudad. Una chica morena, de constitución atlética y vestida con un pantalón de deporte largo y camiseta de manga corta blanca, medita sobre una superficie elevada de piedra y cesped. Sentada, postura perfecta, con los ojos cerrados respira profundamente y suelta el aire. Escucha las voces detenidamente y las analiza en su cabeza.

Otra chica algo más recia, rubia y de pelo corto se aproxima a ella. Vestida de deporte y en manga corta, con una leve chaqueta roja de lunares negros encima, anda con paso decidido y se para al lado de la chica morena, esperando a que esta salga de su estado de relajación.

Pasan unos minutos así, la una junto a la otra, hasta que finalmente la chica morena comienza a hablar, sin tan siquiera abrir los ojos y girarse:


– Informa –dice de forma decidida con un tono autoritario.

– Edward está realizando la última guardia. Aquí no hay nada que hacer. Hemos llegado tarde.

– Lo hemos hecho, pero hemos conseguido poner a salvo a Alfredo Blanco. Sin él no tienen mucho que hacer con el artefacto, aunque no lo hayan detonado.

– Es un Danzante más –dice la chica rubia suspirando–. No sé por qué le damos tanta importancia, simplemente tiene un nuevo “juguete” que usar a su antojo.

– No es aún un Danzante.

– No alberguéis esperanza para esa sucia rata… Acabará cayendo junto con todo su equipo. Nosotros nos encargaremos.

¡Cállate, Sonya! –la muchacha morena gira la cabeza y abre los ojos mirando con autoridad a su compañera. Una mirada profunda que denota el color profundo y vistoso azul intenso de sus ojos.

 

Sonya permanece en silencio, mirando perpleja a la chica morena. No entiende el porqué de su reacción ni que está ocurriendo. Ella es una rebelde, no suele seguir las normas y por eso nunca es reconocida entre los suyos. Tampoco ninguna de sus acciones. Pero desde que ella está al mando se limita a obedecer, algo que nadie esperaba.

 

No hay presencia del Wyrm en la ciudad. Somos los únicos que acudieron a la llamada. La actividad sobrenatural ha disminuido a sus niveles normales y el Changeling asegura que la ciudad vuelve a estar en calma. No hay nada más que discutir. Nos moveremos. Efialtes no está aquí y debemos dar con él, ver sus intenciones y actuar en consecuencia.

– Es un perro traidor, hay que hacer caer la justicia de Gaia sobre él. –reclama Sonya enfurecida.

– Mientras no sea un Danzante, debemos averiguar todo y actuar en consecuencia. Son las órdenes.

– ¡Azul! Han muerto muchos. La supuesta extracción que hicieron de los civiles solo fue real la que realizaron por aire. Edward encontró el otro día los cuerpos sin vida de todos los que escaparon por tierra. ¡Estaba preparado! La Mano del Difunto tenían una segunda unidad y engañaron a todos para intentar no dejar flecos sueltos… –dice Sonya apretando el puño de furia. Se puede ver como comienza a apretar los dientes con furia y cerrar el puño del enfado que está creciendo en su interior. Claramente la rabia comienza a ebullir por su sangre.

– Tranquilízate, las órdenes son las que nos han dado y las obedeceremos. La Mano del Difunto no está aquí pero informaremos debidamente de esto. Nos debemos a nuestros mayores y es algo que debes aprender de una vez. – El tono de Azul es calmado y tranquilizador, pero no pierde el matiz de autoridad que se otorga como Alfa de la Manada.

 

Esto solo provoca que Sonya escupa a un lado y se retire con un enfado considerable. Azul cree estar haciendo lo correcto. Quiere recuperar a un hermano extraviado del camino de Gaia. Pero el resto de la manada no comparte esa visión. Pase lo que pase, está claro que el TSDS-100 debe ser destruido. En la ciudad no hay más Pentex, al menos por el momento. No hay mancha del Wyrm ni seres sobrenaturales fuera de su lugar. No hay rastro del famoso Obiecit, Lucius ni del objetivo de la misión.

La manada de Azul se retirará y abandonará las tierras de Cáceres para seguir su búsqueda.

 

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