Vivimos una era de aparatos electrónicos que hacen todo por nosotros. Cocinar, andar, jugar, ver el mundo a través de una ventana… Incluso soñar y crear.

Fijaos en los últimos avances:

• Hemos conseguido adentrarnos en los cofines del universo con el telescopio James Webb
• Las IAs comienzan a tomar decisiones de forma autónoma
• Se plantean viajes turísticos fueras del planeta Tierra
• Chips cada vez más pequeños y poderosos, hasta el punto de diseñar implantes cerebrales
• La computación cuántica y la conectividad 6G
• Realidad Virtual y aumentada
• Vehículos autónomos
• Blockchain, la computación en la nube y la nueva era de la Ciberseguridad

Los grandes empresarios como Elon Musk, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Larry Page, Sergey Brin o incluso el difunto Steve Jobs se hacen ricos a base de hacer que toda esta tecnología no tenga una simple aplicación armamentística, militar o científica. Ellos amasan grandes fortunas haciendo que todo esto llegue a nuestros hogares, y aquí radica nuestro principal problema.

¿Quién no tiene un Smartphone? ¿Qué es lo primero que haces cuando te levantas y te acuestas? Correcto, han creado en ti la necesidad de que mires el móvil, de no ser capaz incluso de ver una película concentrando pensando en si te habrán contestado, o simplemente manejar tu periférico con la película de fondo. Hemos entrado en un bucle, donde consumimos algo digital para no pensar y distraernos, mientras utilizamos un aparato que nos distrae de lo que nos hace pensar. ¿Veis el peligro de esto?

Y es que en este paradigma está sumida actualmente la humanidad. La creatividad desciende, el plagio, la copia y el aprovechamiento es lo que más abundan. Han banalizado el concepto de inspiración hasta cotas ridículas. Es por esto que el Glamour cada vez es más escaso. Necesitamos soluciones, tanto para generar más Glamour o para gestionar el poco que hay. Ya muchos de nuestros compañeros de otros Feudos están sucumbiendo a la caída y es que la estación más temida por nosotros ya está aquí. Sus señores tienen nombres propios y tienen una gran repercusión política y económica entre el resto de humanos, movilizando incluso masas y diciéndoles cómo deben pensar…

Ante el oscuro horizonte, somos testigos de nuestra transformación en una estirpe al borde del abismo, desafiando la implacable marea del olvido.
Los susurros del Otoño se acercan, anunciando el inminente despliegue de su majestuosa paleta de colores y nuestro fin.